miércoles, 29 de octubre de 2008

CONSECUENCIAS DE LA FUSIÓN DE LOS HIELOS POLARES CON RESPECTO DE LA TEMPERATURA

Se han hecho estimaciones del aumento de temperatura media de la Tierra por este efecto invernadero utilizando modelos teóricos que simulan el comportamiento de la atmósfera bajo ciertas hipótesis basadas en los datos existentes. Suponiendo que la concentración de CO2 se duplique respecto a su valor en 1850, lo que podría ocurrir al ritmo actual hacia el año 2050, los resultados aprecian un incremento de la temperatura media de la Tierra de 2 a 3º C.

Las posibles consecuencias de este incremento serían:
1. Una subida global del nivel de los océanos por la fusión de los hielos polares que inundarían centenares de miles de kilómetros cuadrados de tierra firme y grandes ciudades costeras.

2. Clima más cálido y seco en las grandes llanuras de los Estados Unidos, Rusia y sur del Canadá; la producción de cereales se desplazaría hacia el norte.

3. Variación del régimen de vientos y corrientes oceánicas en todo el mundo.
4. Desertización del norte de África y otros países mediterráneos El hielo continental Análisis satelitarios de la evolución del espesor del manto en el período 1992-2003 indican un incremento en la mayor parte de la Antártida Oriental y un adelgazamiento en la mayor parte de la Antártida Occidental. En el balance global se ha producido un leve aumento de 1,4 cm. /año (Davis, 2005). Mapa de la Antártida en la actualidad. Topografía aproximada en metros. La banquisa de hielo marino La banquisa de hielo que rodea la Antártida experimenta una gran variación en su extensión estacional (unos 3 millones de km2 en verano y 18 millones de km2 en invierno). Las mediciones satelitarias indican que ha tenido una ligera tendencia al aumento durante el período 1979-1999 (Parkinson, 2002).

Una zona delicada es la Península de la Antártida, ya casi fuera del círculo polar. Recientemente se ha producido allí, a unos 65ºS, una fusión parcial de la plataforma marina de Larsen B, que ha venido unida a un calentamiento del aire en el transcurso de las últimas décadas. La repercusión en el nivel del mar es casi nula, ya que es hielo marino flotante y que no sujeta apenas ninguna masa de hielo continental (Vaughan, 1995). Además, el análisis de la historia de la plataforma de Larsen B indica avances y retrocesos importantes durante el transcurso del Holoceno (Domack, 2001). Durante varios períodos del Holoceno algunas de las otras plataformas de hielo que rodean la Península han estado ausentes (Hodgson, 2006). Se cree cada vez con más certeza de que este proceso de disminución del hielo en esa región va ligado los cambios de circulación atmosférica que determinan el movimiento y deriva del hielo flotante (Harangozo, 2006).

El futuro Aunque, según vaticinan los modelos numéricos, se produjese en la Antártida un calentamiento en las próximas décadas, el deshielo directo provocado por esta causa sería mínimo. Ocurre que en la mayor parte del continente, excepto en algunas regiones costeras, y especialmente en la Península de la Antártida, las temperaturas están casi siempre muy por debajo del punto de congelación, por lo que un incremento de 2ºC o 3ºC no provocaría apenas ninguna fusión del hielo. Por el contrario, este incremento térmico podría hacer aumentar la capacidad higrométrica del aire y consecuentemente las precipitaciones de nieve, provocando una mayor acumulación de hielo en la Antártida, lo que haría bajar en unos cuantos centímetros el nivel del mar (IPCC, 2001).

Sea lo que sea, el análisis en la acumulación de nieve durante la segunda mitad del siglo XX no muestra ningún cambio significativo (Monaghan, 2006).

Otro problema diferente, y más complicado de vaticinar, es el posible colapso del manto de hielo que recubre la Antártida Occidental. Gran parte del manto de hielo en esta zona occidental se apoya en las plataformas de hielo costero de Ronne (en el mar de Wedell) y de Ross. Estas plataformas de hielo flotante, de varios cientos de metros de espesor, actúan de contrafuertes del hielo continental. Uno de los temores para el futuro, si el calentamiento global se confirma y se hace más intenso, es que podrían deshelarse y provocar grandes deslizamientos de hielo desde el continente al mar (Oppenheimer, 1998).

Ocurre que estas plataformas de hielo no se apoyan en el fondo marino, sino que, por el contrario, tienen agua por debajo que socava su base. Si el mar se calentase, podrían sufrir una fusión suficiente como para que se desgajasen en icebergs que las corrientes alejarían mar adentro. Tras menguar o desaparecer estas plataformas marinas, es posible que, a continuación, se acelerase la caída del hielo continental que sujetan. Algunos estudios indican una aceleración de la caída de los frentes de algunos glaciares en los últimos años en el mar de Amundsen (Thomas, 2004). Sin embargo, otras mediciones recientes del hielo en la zona de Ross indican que en los últimos tiempos lo que se produce allí es lo contrario, más acumulación de hielo, y desaceleración de las corrientes de hielo que descienden hacia la plataforma marina (Joughin, 2002 y 2005; Raymond, 2002).
Imagén sobre la masa de hielo del Polo Norte que se está lentamente derritiendo.

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